Este post surge como reflexión de comentarios y exposiciones que las últimas semanas he escuchado en varias reuniones, conferencias y en conversaciones con compañeros y amigos.
La cuestión es que cuando se habla de innovación en poco tiempo sale la palabra «subvención», lo que a menudo lleva a decir que la innovación necesita ser subvencionada porque si no, no se innova; el colmo se alcanza cuando se escucha decir el siguiente: «No he podido llevar adelante el proyecto porque no me lo han subvencionado», o la variante más sorprendente: «sin subvención el proyecto no es rentable».
Estas expresiones y otras similares llevan implícito un mensaje de «busco subsidio estatal», creo que los proyectos de innovación que sin subvención no son rentables no deberían ser ayudados.
El sistema de apoyo a la innovación mediante subvención ha entrado en crisis, y debería cuestionarse su continuidad.
Para los proyectos de innovación hay que incorporar de forma clara el objetivo de la rentabilidad, aunque, en determinadas circunstancias esta no tiene por qué ser económica a corto plazo, sino a medio o largo.
Hay dos conceptos para apoyar la innovación que pueden ser más razonables: el crédito y la deducción fiscal. Ambas opciones tienen sus ventajas e inconvenientes.
El crédito supone que deberá devolver el dinero que se ha dejado en préstamo, y por tanto, de una manera u otra el proyecto debe ser rentable.
La deducción fiscal es un instrumento que supone que el gasto se ha realizado y que por tanto el proyecto ha ido adelante, pero, además es necesario que la empresa tenga beneficios.
Este último supuesto (aunque existe el concepto fiscal de «deducción aplicable hasta x años) es a menudo poco útil para las empresas que empiezan, que a menudo son generadoras de pérdidas en los primeros ejercicios, y que, por tanto, no se podrán aplicar las deducciones hasta al cabo de unos cuantos años. En estos casos habría que desarrollar propuestas innovadoras en el retorno de este importe deducible para beneficiarse a corto plazo. Es evidente que la recuperación de este dinero para reinvertir en nuevos desarrollos sería muy beneficiosa para el crecimiento de la empresa.
Tal como ya se manifiesta por parte de otras personas, la cultura de la subvención no es positiva para la innovación, ni para el crecimiento empresarial.