Cuando a un investigador, especialmente si pertenece al sector público, al preguntarle si ha analizado el mercado potencial de lo que está investigando, a menudo, se produce una transformación de su fisonomía facial que evoluciona en facciones como si se hubiera mentado al diablo, o se le socavaran los fundamentos del templo de la Ciencia.
Y entonces se produce la habitual retahíla de comentarios del estilo: “La Ciencia es Conocimiento” ó “Si no fuera por los investigadores del pasado no estaríamos donde estamos” ó “Tú lo que quieres es mercantilizar la Ciencia”
Pues no, no pretendo que toda la Ciencia tenga un objetivo mercantil sino que si se piden y utilizan fondos públicos se evalúe a quién puede beneficiar, o si existe un mercado potencial en el que se podrían vender productos o servicios que se desarrollaran como consecuencia de los resultados de las investigaciones.
Y entonces plantean la pregunta: ¿Cómo quieres que evalúe un mercado de algo que no existe? No se puede.
Pues si que se puede avaluar el mercado potencial, con unas hipótesis y unos márgenes de tolerancia. Ahora bien esta evaluación no significa que luego sea el mercado que compre los productos/servicios desarrollados.
Si en productos de consumo se hacen estimaciones de mercado que muchas veces son sonoros fracasos o sonoros éxitos, es decir se vende mucho menos de lo previsto o se tienen más peticiones de las previstas. Y no por ello cualquier proyecto de lanzamiento de un producto de consumo se ha dejado de hacer en base a una estimación de mercado.
Por este motivo considero que los proyectos de Investigación deberían tener su estimación de mercado potencial de aplicación, aunque sea con resultados a 10 o 20 años. La Ciencia debería ser capaz de prever quién va a utilizar los resultados de sus investigaciones.
Que se equivocan, pues lo acepto, porque esto también es conocimiento.
Sobre la “valoración de mercados que aún no existen” podemos encontrar diferentes formas de llevarlo a cabo. Se puede estimar por sustitución, es decir, a qué productos/servicios sustituirían los resultados de nuestra investigación.
Existen también metodologías que permiten hacer estimaciones al respecto. La mayoría pretenden prever los mercados de productos/servicios de próxima comercialización por lo que tienen una concepción focalizada a producto final. Pero los conceptos e hipótesis de partida son extrapolables a los proyectos de Investigación, solo es cuestión de utilizar el sentido común y el ingenio.
De las metodologías existentes considero que una de las más interesantes y adecuadas a los proyectos de innovación es la que ha desarrollado Paul Millier y que expuso en su más que recomendable libro “L’étude des marchés qui n’existent pas encore… (El estudio de los mercados que aún no existen…)”. Su interés radica en que expone criterios para evaluar los mercados potenciales de las innovaciones que desarrollan las empresas.
También surge, especialmente en investigaciones relacionadas con la salud, el argumento que se quiere investigar a una enfermedad que afecta a una minoría y eso las empresas no lo hacen porque es rentable. Bueno, pues se acepta, pero que estimen a cuantos puede ayudar.
Y eso supone que se entrará en decisiones éticas cuando los recursos escaseen. Y surgen las preguntas políticamente incorrectas como: Si solo hay fondos disponibles para un proyecto y hay dos propuestas, una que afecta al 15% de la población y otra a 1 de cada 10.000. ¿A cuál debemos conceder los fondos?
Esta pregunta así planteada es tendenciosa. Hay que saber más cosas cómo: ¿en qué afecta?, ¿existen soluciones paliativas? ¿son ambas mortales? ¿si no se cura que pasa? …
Ahora bien en muchas investigaciones, con el objetivo de conseguir más recursos se hacen anuncios al público que son cuestionables. Se exponen hipotéticas ventajas futuras que a menudo no se sostendrían frente a un análisis mínimamente serio.
Y en esto los medios de comunicación, especialmente radio y televisión, son culpables de difundir “falsas esperanzas” entre su público. Demasiadas veces se anuncian “presuntos resultados” de investigaciones, especialmente en medicina, que no tienen otro objeto que recibir más recursos para continuar sus líneas de investigación. Debería aplicarse la Responsabilidad Social Corporativa en la divulgación de noticias que afecten a los sentimientos y deseos de las personas.
Y respondiendo a la pregunta del título: l
Los investigadores deben evaluar el mercado potencial de sus investigaciones para reflexionar si su investigación tiene motivos razonables o es simplemente un capricho personal.