El cambio de paradigma en la “retribución de la innovación” producido el año pasado tanto por la nueva Ley de Patentes española como por el Acuerdo Interprofesional de Cataluña 2015-2017 constituye uno de los elementos a considerar en el desarrollo de una cultura de la innovación en las empresas y en la incentivación de esta entre sus empleados.
A lo largo de los próximos años la introducción en los diferentes convenios de los criterios más adecuados, en función del sector y de la empresa, para retribuir las aportaciones de las innovaciones de los empleados a los resultados empresariales tanto en el ámbito de los tangibles como de los intangibles va a suponer un reto para los encargados de describirlos y hacerlos efectivos. Este reto que a corto plazo puede tener dificultades para ponerlo en marcha supondrá en el medio plazo un elemento que se convertirá en un impulsor de la innovación en todos los departamentos de las empresas.
Ahora bien la retribución de la innovación debería formar parte de una visión amplia localizada en lo que se denomina “compensación total”; que constituye un sistema de gestión de las personas en las empresas que debe dar apoyo a la estrategia de innovación que se haya elegido para la empresa.
Sin duda en los próximos años la “gestión humana de la innovación” va a ser el ámbito en el que se van a desarrollar las más interesantes batallas intelectuales y de creatividad para conseguir tener a los mejores y más eficaces equipos de innovación.