Leo en el interesante blog de Oscar David Sánchez su último artículo titulado “¡Que patenten otros!” en el que expone un ejemplo del recurrente debate sobre la decisión de patentar las investigaciones científicas y los resultados de las investigaciones. En este caso es la decisión de un instituto canadiense de no solicitar patente de sus descubrimientos.
Al final hace unas preguntas a las que quiero darle mi respuesta:
¿Te parece acertada la política de no solicitar patentes, como norma general? En su caso, ¿qué motivos aconsejarían adoptar esta decisión?
Si los resultados de las investigaciones no tienen aplicación industrial entonces es adecuado no solicitar una patente porque está seria denegada ya que no cumple con uno de los requisitos para que sea aceptada; lo que supondría malgastar estúpidamente los recursos. Otro de los requisitos es que se piden para una patente es que sea novedosa, es decir, que nadie haya reivindicado antes lo que se pretende patentar. Para ello se requiere que se haya realizado un estudio del Estado del Arte donde se incluyan las patentes existentes sobre el tema cuando se piensa que hay elementos suficientes para analizar la viabilidad de la misma; si bien en España en el procedimiento de solicitud se requiere un Informe sobre el Estado de la Técnica habitualmente se solicitan las patentes nacionales escogiendo la opción de “sin el examen previo”, lo que hace que su internacionalizan a menudo sea cuestionable. Afortunadamente con la nueva ley que entra en vigor el próximo año esta opción desaparece.
Aunque en el caso canadiense creo que uno de los motivos es que no hay un “sistema de gestión de los activos intangibles” en el que se planifique como se rentabilizaran dichos activos, ni tampoco que recursos tanto de personal como económicos se aportaran a dicha gestión.
¿Crees que es una tendencia que se extenderá en el futuro a otros organismos de investigación, universidades o proyectos?
Podría extenderse si “se pone de moda”. Aunque creo que lo que debería hacerse es una correcta gestión planteándose que las patentes o el conocimiento puede cederse a un coste razonable para que pueda ser utilizado por todo aquel que quiera pagando una cantidad que permita a la organización que la licencie recuperar parte de la inversión para utilizarla en futuros proyectos. A título de ejemplo sobre el pago por royalties de licencias puedo recordar el conocido software mp3, que esta patentado, para cuyo uso las “tasas de regalías (royalties rates) se pueden ver aquí. Todos los equipos de música portátil y teléfonos móviles con audio deben pagar ese royaltie para que se pueda escuchar los archivos mp3.
El problema es cuando se cuestiona el tema porque se hace referencia a empresas que haciendo uso del monopolio que otorgan las patentes imponen precios de los productos que las utilizan que se consideran son prohibitivos como ocurre especialmente en el sector sanitario.
La opción y decisión de la ciencia e investigación pública es determinar cuál es el rendimiento que considera razonable le debe dar esa licencia para poder continuar investigando, o aumentar los recursos disponibles para investigación en una época de recorte presupuestario como la que estamos sufriendo y no tiene visos de remontar a corto plazo.
Esta es mi opinión personal, que no es una verdad absoluta sino algo sobre lo se puede debatir para llegar a la mejor solución o a la que tenga un consenso mayoritario que acerque posiciones contrapuestas.
No me deja «postear» el comentario en linkedin, seguramente porque no somos contactos directos.Esto es lo que decia en relacion con su articulo y los comentarios intercambiados con Juan Cristobal:
Interesantes reflexiones. Si me permitís destacaría tanto el comentario de Juancris como lo siguiente «debería hacerse es una correcta gestión planteándose que las patentes o el conocimiento puede cederse a un coste razonable para que pueda ser utilizado por todo aquel que quiera pagando una cantidad que permita a la organización que la licencie recuperar parte de la inversión para utilizarla en futuros proyectos»
Los ejemplos de mala gestión de intangibles se cuentan a patadas en nuestro país, y por ello me refiero no solo al caso de patentes sólidas mal llevadas sino también a patentes que no valen mas que el papel en el que están impresas (un porcentaje especialmente preocupante debido a la falta de un examen de fondo obligatorio). En ultima instancia se ha demostrado que las patentes fomentan la innovación, y en cualquier caso no son sino una herramienta de gestión, cuyo uso final y el resultado derivado del mismo depende principalmente de sus titulares.