La innovación no es un problema que nos da el profesor y que ya tiene una solución. Innovar es encontrar el enunciado de un problema, y más concretamente encontrar el enunciado correcto del problema. Y desde que tenemos éste, empezar a buscar opciones de nuevas soluciones, que nos den pie a elegir una que creemos que es la mejor en base a los criterios que hayamos decidido por escogerla.
En la innovación no hay la solución exacta, no es un problema de clase con una única solución. A la hora de innovar tenemos muchas posibles soluciones y uno de los retos más importantes es elegir cual es la qué se desarrolla en la práctica.
La innovación implica tener que tomar decisiones, y correr el riesgo de equivocarse, de escoger el camino sin salida, o un camino demasiado largo y costoso.
Pero hay que tener claro que la innovación es una inversión que puede ser costosa. En un interesante libro titulado “Engineering: an endless frontier“ de Sunny Y. Auyang se puede leer «Como de costumbre, el desarrollo de una invención en un producto útil requiere diez veces el esfuerzo de invención.«.
Esto es una consideración muy importante pues a menudo las políticas y los presupuestos para actividades de innovación se dirigen preferentemente a apoyar las actividades generadoras de conocimiento es decir la Investigación y el Desarrollo.
Pero esta fase es a menudo mucho menos costosa que la fase de llevar la invención a ser producible. Las actividades de preindustrialización suponen en muchos casos tener que invertir mucho más que en la fase de I + D, y esta fase no recibe habitualmente recursos públicos de la misma magnitud, pues se considera que es «más fácil» de llevarlo a cabo.
Nos podemos encontrar que la solución que tengamos que utilizar entonces no sea la mejor, sino la que podemos pagar. Esto es muy habitual en las pymes donde los recursos suelen ser más limitados que en las grandes empresas. Pero no hay que echarse atrás, lo que tenemos que hacer es poner en marcha la que en aquel momento podamos realizar, y la otra dejarla para cuando haya recursos, o enterrarla para siempre.