La “Retribución de la Innovación” se está convirtiendo en un aspecto de la innovación en el que desde los poderes públicos de diversos países en los últimos años se están produciendo noticias significativas que denotan el auge del cambio de paradigma del que ya llevo tiempo escribiendo.
Un ejemplo lo tenemos el año pasado en la Oficina de Propiedad Intelectual del Estado Chino (SIPO) que hizo público un “Proyecto de Reglamento sobre la invención de servicio” (Draft of Regulations on Service Invention) para el que se solicitaban los comentarios y enmiendas a las propuestas relativas a las nuevas reglas de las “invenciones de servicio”.
En este proyecto de reglamento se introducían cambios en los criterios de la remuneración de las invenciones de servicio y para definir los procesos por los que se regulará y calculará dicha remuneración. Este cambio se debe a la orientación de China hacia la innovación científica y a la promoción del talento interno orientado a la innovación.
Otro ejemplo se produjo el pasado 29 de marzo en la sesión plenaria del Senado donde se presentó la “Moción por la que se insta al Gobierno a continuar las reformas emprendidas para reforzar la competitividad y productividad de nuestras empresas” en la que entre otras medidas se propuso instar al Gobierno a:
- Facilitar que los investigadores que obtienen patentes de utilidad económica en centros públicos o universidades deban recibir al menos el 50% de los ingresos que generan dichas patentes, y promover que las empresas privadas adopten mecanismos similares en sus actividades de investigación.
- Estudiar la revisión de la tributación aplicable a los investigadores que regresen o se instalen en España, para que puedan aplicarse beneficios fiscales como una exención temporal de impuestos.
Ambas medidas fueron aprobadas en dicha sesión, aunque queda por ver como se incorporarán a la legislación correspondiente.
Como podemos ver las iniciativas para repartir los beneficios que generan las innovaciones resultantes de las patentes se suceden a lo largo del orbe; ahora bien, esto que es una tendencia requiere de un sistema de gestión interno que sea claro y transparente.
¿Has empezado a plantearte como debería ser el sistema de tu empresa?
Estimado Gian-Lluis, es un artículo sencillo pero muy importante, me extraña la ausencia de comentarios.
En Chile, las empresas y el Estado incentivan la innovación, orientándose a financiar proyectos, lo cual es muy loable, y de paso generar empleo, sin embargo el gran tema de la retribución se omite, tal vez porque se espera que los profesionales gratuitamente aporten su creatividad, como ha sido hasta ahora movidos por la necesidad o por una filantropía sin límites, lo cual no es esencialmente malo.
Creo que los países subdesarrollados o en vías de desarrollo, debemos no innovar en ésto, sino simplemente «desarrollar» lo que ya se ha incorporado en los países desarrollados y con ello realmente gatillar la creatividad que tanto nos hace falta. Siento y espero no equivocarme, que hay un enorme potencial de creatividad en todo el mundo y estoy convencido que es muy buen negocio para las empresas, compartir las utilidades con los inventores. Lo ideal sería crear un mecanismo internacional que presionara este cambio a un nivel global.
Jorge.
Gracias por tu comentario.
Como bien dices es un tema que tiene un gran potencial, pero el matra del «win-win» que se repite en muchas escuelas de negocios y entornos empresariales cuando requiere ponerlo en la práctica se convierte en «palabras que se lleva el viento».
La gratuidad no es mala si no fuera porque casi siempre se pide a un profesional que haga un trabajo gratis mientras que quién lo pide está cobrando por el suyo y, además, paga por otros trabajos sin cuestionarlo.