La discrepancia está mal vista. Aquél que cuestiona sobre lo que se pretende decidir o llevar a cabo es, a menudo, condenado al ostracismo y al exilio. Esto puede ocurrir porque se confunde discrepar con profetizar y entonces podemos recordar el mito clásico de Casandra, con lo que ya vemos como en la antigüedad ser profeta era un estigma.
Sin embargo la discrepancia es necesaria, sobre todo en las organizaciones y especialmente en las reuniones de dirección, porque cuando hay unanimidad y no se plantean objeciones existe la posibilidad de lo que se decide no sea lo más adecuado. Asumir el protagonismo de la discrepancia no está en el ánimo de muchas personas, ser el que cuestiona el rumbo al capitán se considera casi un amotinamiento. Pero es necesario que alguien haga las preguntas inadecuadas.
Para ello es necesaria una “innovación en la gestión” que consistiría en que al principio de la reunión de forma aleatoria (o rotatoria) entre los participantes uno asume el rol de “abogado del diablo”. Su función es plantear objeciones razonadas o pedir aclaraciones a los temas que se debaten. Si el que debe hacerlo no lo hace por miedo, se le debería recordar que está haciendo un flaco favor a la organización. Nada es perfecto, y por tanto en cualquier proyecto, propuesta o actuación existe la posibilidad del error, del fiasco o de la equivocación.
Plantearse la necesidad de la discrepancia supone siempre la oportunidad de mejorar, e incluso, evitar o minimizar la posibilidad de un fracaso. Esto es uno de los elementos que ayudan a construir la “cultura de la innovación” realzando el valor de la confianza. Si confiamos en que las personas aportaran sus inquietudes y dudas por el bien de la organización reforzaremos la aceptación de un liderazgo de sus dirigentes basado en la Auctoritas.
El innovador hace las preguntas políticamente incorrectas que llevan a la necesidad de responder de forma diferente y aportar nuevas respuestas que antes no habíamos contestado. ´
Las preguntas son las semillas que sembramos en los campos donde brotarán las futuras innovaciones.
Y para terminar:
¿Crees que en tu organización se incorporaría la figura del “abogado del diablo”?
¿Te atreverías a asumir ese rol?
Hola.
Sólo alabar y destacar tu visión. Este tema es hoy en el 2017 un tema que incluso se propone como maestría en muchas instituciones de educación y por cierto, comentado por personas influyentes. Sin embargo en el 2013 tu ya lo plenteabas.
Me daré una vuelta bien larga por tus post, sin duda me serán de gran aporte para armar mi idea de la innovación.
Saludos!
Crisstopher, gracias por tu elogio.
Creo que todos podemos visualizar aquello que podria mejorar, pero el paso difícil es el que esté entre el decir y el hacer.