Esconder los problemas es una cuestión que ocurre no solo en las empresas, sino que también lo hacen las personas, las organizaciones, los gobiernos,…
Pero frente a esta actitud el diccionario de la RAE en una de sus acepciones define la palabra inteligencia como la “capacidad de resolver problemas”, y esto es lo que hacen las empresas inteligentes resuelven problemas tanto los suyos como los de sus clientes.
Y si además cuando se resuelven desarrollando soluciones nuevas y diferenciales es cuando tenemos empresas innovadoras.
Pero volviendo al titular, si queremos tener una empresa inteligente hemos de tener una cultura en la que no exista el miedo a denunciar los problemas, pero no con el objetivo de culpabilizar a otros sino para que se resuelvan. Para conseguir una empresa con esta característica se requiere de un liderazgo diferencial en el que los diferentes directivos compartan unos valores y unas actitudes de cooperación y no de competencia, y para ello el máximo responsable ha de ser una persona que cree y desarrolle equipos inteligentes, es decir, equipos con personas con capacidad de resolver problemas.
Pero, ¿y si no sabemos resolver problemas que hacemos?
Pues aprender a resolver problemas de forma metodológica. La “resolución de problemas o problem solving” es una práctica que a lo largo de los años ha desarrollado diferentes metodologías que permiten abordar problemas en todos los campos para resolverlos de la mejor forma posible.
Ahora bien hay que tener en cuenta que a menudo los problemas aparentemente sencillos son complejos y globales y, a menudo, se producen en un área de la empresa pero su origen puede estar en otra y su resolución en una tercera; por ello se requiere de forma periódica desarrollar nuevas competencias y, sobre todo, tener una visión sistémica de la situación.
Yo considero que la creación de “equipos de inteligencia” que se dediquen a recoger, analizar y resolver los problemas a los que se enfrentan las empresas; constituye un elemento fundamental para conseguir “empresas inteligentes”. Estos equipos de inteligencia además pueden también pueden ser equipos de innovación en la medida que las soluciones que propongan supongan desarrollar la innovación en la empresa.
En mi opinión el cambio de paradigma más importante que supone trabajar para conseguir ser una “empresa inteligente” es que los empleados no tengan miedo de exponer los problemas e, incluso, proponer soluciones.
Y ello implica que se creen filtros para eliminar los componentes tóxicos de las organizaciones, especialmente en los cargos medios y directivos. Cuando las empresas evolucionan hacia organizaciones en las que existe confianza es cuando se consiguen “organizaciones de excelencia”.
Conseguir todo esto es un camino largo, lleno de dificultades que hay que superar; pero al final tendremos una empresa diferente.
Es por ello que pienso que la creación de “equipos de inteligencia” con capacidad para resolver problemas y su transformación en “equipos de innovación” al proponer y desarrollar nuevas soluciones, es lo que provoca el cambio a convertirse en una Empresa Inteligente e Innovadora.