El cuarto principio del «Good Design» que expone Dieter Rams es:
El Buen Diseño hace un producto comprensible.
Clarifica la estructura del producto. Mejor aún, puede hacer que el producto hable. En el mejor explica por sí mismo.
Adaptándolo al Innogeniero podríamos decir: «El Innogeniero hace las soluciones comprensibles».
Cuando el Innogeniero desarrolla un producto/servicio debería tener en su horizonte que este debería poder ser utilizado por cualquiera, sin necesitar de un libro de instrucciones.
Desgraciadamente la tendencia en muchos sectores es hacer los productos y servicios complicados, poco intuitivos.
Además, para los productos se entregan unos libros de instrucciones nada claros e ininteligibles. Incluso se da el caso que para ahorrar costes se encuentra en un CD o se debe acceder vía Internet, cuando quizá no tenemos un PC cercano para leerlas.
En los servicios nos encontramos con ineficiencias y pérdidas de tiempo. Especialmente cuando se quieren reducir costes y entonces se utilizan sistemas automáticos de voces prerregistradas, o sistemas on-line que teóricamente quieren hacer las cosas más fáciles a los clientes pero que a menudo no hacen más que complicárselas.
Hay un montón de webs de servicios en las que encontrar algo es muy complicado, la usabilidad no está en ninguna parte y son muy poco intuitivas. Si antes de ponerlo en el mercado lo hicieran probar a personas sin conocimientos seguramente deberían volverlo a desarrollar.
Se habla de «servicio al cliente» pero a menudo es «el cliente a nuestro servicio».
A veces pienso cuando tengo que utilizar algunas páginas web que quien lo ha desarrollado es un ex-programador de juegos de rol, porque tienes que encontrar las cosas, escondidas, donde no deberían estar.
En los productos nos encontramos con una carrera continua de ponerlos en el mercado con nuevas prestaciones, que se presentan como innovaciones, y que realmente el valor añadido que dan es despreciable.
A veces quisieras encontrar productos sencillos, con pocas funciones, pero las necesarias. Un ejemplo son los teléfonos móviles, hay empresas como Emporia que comercializan soluciones “comprensibles” que necesitan las personas mayores que tiene dificultades con los aparatos de telefonía de última generación.