Cuando una organización decide que debe innovar a menudo comete el error de querer desarrollar el Gran Proyecto: obtener un Nuevo Producto o Servicio que sea un éxito y consiga grandes beneficios.
Desgraciadamente esto en la mayoría de los casos no es así, el primer proyecto de innovación no es un éxito rotundo. Esto se debe a que la innovación requiere de un aprendizaje, de un rodaje para ajustar los elementos del sistema, de un conocimiento y una confianza entre las personas que forman el “equipo de innovación”,…
La INNOVACIÓN, en mayúsculas, es la llave para abrir la puerta del mundo de las ventajas competitivas, un mundo en el que ser el primer explorador posibilita escoger las mejores tierras o encontrar los yacimientos de mayor valor.
Esta INNOVACIÓN consiste en:
- Visualizar el futuro y actuar para hacerlo realidad.
- Intuir las oportunidades.
- Imaginar las ideas y convertirlas en valor.
Para ello esta INNOVACIÓN necesita:
- Establecer una cultura que la promueva y la defienda.
- Escoger y desarrollar a las personas con mentalidad innovadora.
- Implantar y gestionar una metodología para la innovación que con el tiempo incorpore elementos propios.
- Especificar los controles de riesgo de los proyectos de la innovación.
- Definir los responsables y los criterios para continuar o cancelar un proyecto de innovación.
Todo los puntos que se han expuesto no se consiguen de hoy para mañana, tienen su tiempo entre que se siembra, arraigan y empiezan a crecer hasta convertirse en el “árbol de la innovación” que empezará a dar sus frutos.
Pero como somos noveles es razonable cuando se empieza a innovar que se aborde la experiencia con proyectos sencillos y de bajo coste.
Tengamos en cuenta que tenemos conseguir una cultura, escoger las personas adecuadas, aprender a gestionar una nueva metodología, crear y cohesionar unos “equipos de innovación”, definir y aplicar nuevos controles y criterios, aprender a decidir sobre nuevos temas.
Por todo esto no deberíamos empezar con el “gran viaje” hacia el mar desconocido sino con pequeños viajes primero a la isla más cercana, y luego alejarnos poco a poco hasta que tengamos el barco con la tripulación que hayan conseguido el conocimiento mutuo y el acoplamiento adecuado para las grandes travesías.
La innovación es un viaje por un mar desconocido, para ello deberemos tener un barco y una tripulación capaz de realizarlo.