Reflexiones sobre innovación y sobre tecnologías presuntamente innovadoras

Llevo tiempo leyendo sobre los beneficios que suponen las presuntamente “nuevas tecnologías” que se están desarrollando y sobre las que se explica lo buenas que son para el progreso o para generar beneficios. Es evidente que toda tecnología tiene su DAFO que se debe considerar pero a menudo para poder “vender” esas tecnologías se dan explicaciones que están más en la senda de los vendedores de humo.

Por eso voy a exponer lo que pienso sobre algunas de esas tecnologías, pero también sobre aspectos relacionados con la innovación que es oportuno reflexionar. Con objeto de que se genere un debate y poner sobre la mesa aquello que yo no veo claro. Soy consciente que esas tecnologías tienen sus partidarios y sus detractores, pero no por ello no debemos tener debates sobre ellas.

Aquí están algunas:

La inteligencia artificial es simplemente un nombre comercial.

Lo que hacen los programadores es diseñar algoritmos para que los sistemas en los que están integrados puedan hacer lo que el algoritmo define que haga. Se dice que se están diseñando algoritmos que aprenden a desarrollar posteriores versiones y evoluciones.

¿Pero serán capaces estos sistemas de IA de desarrollar algoritmos sobre temas sobre los que no tienen percepción?

Mi HP-48SX

Sí que hay que reconocer que los sistemas tienen una elevada capacidad de cálculo superior a la que tenemos las personas. Y justamente ahí está la inteligencia de las personas que son capaces de desarrollar herramientas para poder hacer cálculos más rápidamente, así en primer lugar se desarrollaron las matemáticas donde una de las primeras herramientas fueron la multiplicación y la división. Las tablas de multiplicar son la primera herramienta para acelerar el cálculo de cantidades. Y a partir de aquí se inventan el ábaco, la regla de cálculo o la calculadora. Un sistema de IA debido a su capacidad de cálculo no tendrá la necesidad de inventar un sistema mejor para calcular y no inventará sistemas como los citados.

Y estoy de acuerdo con Cathy O’Neil cuando dice “Los algoritmos no son necesariamente equitativos, puesto que es la persona quien los crea y quien define su funcionamiento y sus resultados”.

¿Podemos considerar que los algoritmos razonan que es una característica de la inteligencia? Si consideramos una de las definiciones de razonar como “Justificar una respuesta, opinión, hecho, etc., mediante razones o argumentos” esto podría hacerlo un algoritmo si nos justifica un resultado en base a datos. Un algoritmo podría dar una opinión médica en base a los datos recogidos y extrapolar a la situación del paciente o el médico que solicita esa opinión.

Pero si consideramos razonar como “Establecer relación entre ideas o conceptos distintos para obtener conclusiones o formar un juicio“, entonces creo que los algoritmos no van a poder emular a los humanos. ¿Son capaces de tener ideas los algoritmos?

Para acabar este punto parafrasearé a Emilio Duró diciendo que “Un algoritmo motivado es muy peligroso, porque puede hundir una empresa

El Big Data es una buzzword.

Big Data no es más que lo que antes se conocía como proceso electrónico de datos; lo que pasa es que llamarlo “proceso masivo de datos” queda poco rimbombante. Hay quién considera que Big Data no es más que una buzzword que nuevamente como en la IA ayuda a vender. Lo que sí que tiene el término es un aura de elevado impacto que facilita su difusión, es decir, es un término más de publicistas que de técnicos. Y ciertamente no es lo mismo decir “en mi empresa hemos empezado un proyecto de Big Data” que decir “en mi empresa hemos empezado un proyecto de proceso masivo de datos”.

El “proceso masivo de datos” es como ponerse a mirar las estrellas y hacer fotos de todas las que hay en el cielo. Pero la capacidad de ubicar en esas estrellas del cielo una serie de constelaciones y ponerles nombre, o utilizarlas como guía para moverse en el mar o en el desierto eso es lo que no va a hacer un sistema de Big Data (… también va por ti IA).

Gastar más en I+D no garantiza más y mejor innovación”.

Existe una corriente en ámbitos académicos y políticos que difunden la necesidad de aumentar los recursos para I+D porque eso permite que haya más innovación. Creo que eso depende de en qué se asignen esos recursos de I+D. Porque si hacemos proyectos de investigación en los que previamente no se analiza si existen patentes que ya solucionan lo que se pretende investigar. O porque investigamos temas para los que no hay tecnología que pueda industrializar y fabricar los resultados de esa investigación, o que el mercado potencial de esa I+D no permita recuperar la inversión necesaria para industrializarla y producirla.

Que en las empresas se pueda innovar sin tener un departamento de I+D o sin hacer I+D ha sido explicado incluso por investigadores del excelente Fraunhofer Institute, como la publicación que en su momento escribió Oliver Som sobre su tesis doctoral titulada “Heterogeneous innovation patterns of non-R&D-performing firms in the German manufacturing industry”. Pero esta visión sobre la importancia de las empresas que no hacen I+D para Alemania se constata también con la publicación por Springer del libro “Low-tech Innovation. Competitiveness of the German Manufacturing Sector”, del cual Oliver Som es uno de sus editores. Es destacable que la primera frase con la que se describe el tema del libro es “Ofrece una visión global de las últimas evidencias de innovación sin I+D” y que “Las empresas no intensivas en I+D siguen siendo la columna vertebral económica de varios países industrializados desarrollados.”

Si en tu empresa “todos los proyectos de innovación tienen que salir bien” es que mucha innovación no hacéis.

Aunque lo curioso es que esto sería cierto según una de las definiciones de innovación (formulada por la extinta “Innovation Unit of the DTI en 1994”) porque la definieron como “Innovation is the successful exploitation of new ideas”, es decir, “La innovación es la explotación exitosa de nuevas ideas”. Y podemos considerar exitosa o con éxito es que “sale bien”.

Pero esta definición es engañosa porque podemos comercializar una innovación que por diferentes circunstancias no sea un éxito pero marca un antes y un después, y provoca un cambio en el sector de considerables consecuencias. El Newton de Apple no fue un éxito, es considerado uno de los fracasos más sonados de Apple, pero yo considero que en su momento fue una innovación y sentó las bases de las PDA cuyo primer éxito fueron las que se conocieron como Palm Pilot.

Si en una empresa se quiere que todas las innovaciones salgan bien la única opción es… “más de lo mismo y un poco más”.

Y por hoy es suficiente.

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