Mito 3: «Hay un método para la innovación».

(Capítulo 3 del libro “The Myths of Innovation” de Scott Berkun)

Innovar tiene un precio: puede ser dinero, tiempo, salud mental, los amigos, o los matrimonios, pero definitivamente hay uno.

El mito de la metodología, en forma abreviada, es la creencia en la existencia de un libro de recetas para la innovación que elimina el riesgo del proceso de búsqueda de nuevas ideas.

Lo que no encontraremos es la receta para nuestras innovaciones, sin embargo lo que si deberíamos seguir es una metodología que nos indique las cosas a tener en cuenta cuando queremos innovar, una hoja de ruta con indicaciones. Debemos tener claro un proceso a la hora de innovar donde en cada fase hay una serie de actividades y de tareas, pero este proceso se autoalimenta en cada fase. Podemos tener a lo largo de nuestro proceso de innovación que vamos teniendo nuevas ideas que modifiquen la idea inicial, pero hay que evaluar que nos representa el hecho de incorporar estas nuevas ideas a lo que estamos desarrollando.

No hay manera de evitar todos los riesgos cuando se hacen cosas nuevas. Se necesitan recursos para iniciar una empresa, para desarrollar una idea, o incluso, para cambiar la mente de alguien, y todas estas inversiones no tienen la rentabilidad garantizada.

Uno de los conceptos a tener siempre presente es que la innovación es riesgo, y que puede no prosperar. Aquí nos encontramos con el conflicto hacia las diversas definiciones de innovación que podemos encontrar, donde se considera que la innovación debe tener éxito, que debe llegar al mercado, que se ha de vender. Esta definición no tiene en cuenta las innovaciones en los procesos internos de las organizaciones, o bien, la incorporación de innovaciones tecnológicas de otros, que no caen dentro de la definición clásica pero que también son innovaciones.

Debemos considerar innovación todo lo que hasta ahora no hacíamos y representa un cambio de la situación actual.

¿Cómo iniciar la innovación?. «No importa donde se empiece, siempre que se empiece»

Las primeras innovaciones que hacemos deberán ser cosas que representen inversiones no muy elevadas, pues lo importante es aprender un proceso de hacer las cosas y sobre todo crear en las personas una visión común de la innovación. Se creará un lenguaje común, unas formas de actuar diferentes pero conocidas y aceptadas por el resto. Es más importante crear una «misión de grupo» que el resultado final de estas primeras innovaciones, así se creará un «espíritu de equipo innovador».

Las semillas de la innovación: Nombre una emoción, una motivación o una situación y encontrar una innovación en cualquier lugar que ellos han sembrado.

Muchas innovaciones salen porque no nos gustan ciertas cosas y quisiéramos que fueran diferentes. Como usuarios de productos y servicios a menudo encontramos cosas que no funcionan, que no hacen lo que deberían hacer, que se podrían hacer mejor o diferente, entonces sale el Innogeniero y desarrolla una nueva solución o encuentra una nueva oportunidad en un producto o en un servicio.

Innovar es la actitud de no estar contento con lo que hay, podemos empezar con mejoras que serán innovaciones de pequeña dimensión, pero con el tiempo podremos desarrollar las grandes innovaciones.

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