¿Eres consciente de lo que puede pasar si tu empresa no tiene una “cultura de patentes”?

Una de las puntas de lanza de las que la innovación dispone como arma defensiva y ofensiva es la patente. Es importante recordar que una patente es “un título que reconoce el derecho de explotar en exclusiva la invención patentada, impidiendo a otros su fabricación, venta o utilización sin consentimiento del titular”; lo más interesante a tener en cuenta es que permite ejercer «el derecho de excluir a otros» de la fabricación, utilización o introducción del producto o procedimiento patentado en el comercio. Es decir, confiere el derecho a un monopolio legal.

Esta circunstancia tal como he reflejado en otros post no ha conseguido alcanzar el nivel que sería deseable dentro del tejido empresarial del país. En mi opinión eso se debe a un déficit endémico de una “cultura de patentes” y a un sistema que no incentiva que los innovadores en la empresa se dediquen de forma proactiva al desarrollo de productos y servicios patentables.

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Esta falta de “cultura de patentes” puede incidir también en la internacionalización de los nuevos productos y servicios de una empresa si durante el proyecto de desarrollo no se ha realizado una investigación sobre las patentes que estos productos y servicios pudieran infringir en cada uno de los países donde se pretende exportar. En el caso que un producto o servicio infringiera una o más patentes la empresa se podría encontrar con la desagradable circunstancia que se le impide fabricar, usar o comercializar en ese país. Esto lo que haría es que todo lo que se ha invertido hasta el momento se convirtiese en pérdidas para la empresa.

Esto que les ocurre incluso a grandes empresas como Samsung o Apple que tienen sus respectivos departamentos y expertos de patentes tiene una mayor probabilidad de ocurrir a aquellos que no realizan ningún tipo de investigación al respecto.

Otra cuestión que considero relevante del fomento de una “cultura de patentes” en la empresa es que aumenta el conocimiento de los sectores tecnológicos en los que se mueven los productos y servicios de la empresa. Eso obliga a tener un sistema de vigilancia tecnológica con especial incidencia en las patentes que nos permite no solo saber lo que hace nuestra actual competencia sino también la futura competencia que aún no ha llegado.

En el fondo lo que se demanda de las empresas es que realicen una “gestión estratégica de sus activos intangibles”, en especial de las patentes.

P.S.: El próximo martes compareceré como experto ante la Comisión de Industria en el Congreso de los Diputados para exponer mi opinión al respecto del proyecto de nueva Ley de Patentes.


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