¿Cuándo deberíamos innovar?

En mi opinión: “Cuando detectamos un problema o una oportunidad”.

Para ampliar el campo de actuación podemos entender que: “Un problema es cualquier tipo de situación donde queremos cambiar algo”.

Y que: “Una oportunidad es una situación donde tenemos una «solución», pero no sabemos qué hacer con ella o como explotarla.”

 

La búsqueda de soluciones para los problemas entendidos como “situación a cambiar” permite desarrollar la creatividad y el ingenio de las personas de cara a obtener innovaciones que generen productos o servicios que den respuesta a esos “problemas”.

En las empresas y su entorno existen y existirán problemas; la función de los innovadores es detectarlos y traerlos a la luz; y, posteriormente a partir del conocimiento de los equipos de innovación buscar soluciones diferenciales.

 

En un post anterior exponía que debían irse apuntando en una libreta los problemas que nos íbamos encontrando en nuestra vida diaria (tanto a nivel personal como profesional). Es importante recoger también los problemas que nos encontramos fuera de la empresa porque es muy probable que darles solución nos genere más ingresos que dando a soluciones a problemas particulares de la empresa.

Una vez detectados y recogidos hemos de seleccionar cuál es el que vamos a resolver de forma innovadora. Para ello puede ser útil un cuadro en el que valoremos la probabilidad de ocurrencia, la importancia, el valor de pérdida y a cuantos puede afectar. Esta valoración debe ser numérica ya que el resultado de multiplicar todas estas valoraciones nos dará un orden de resolución de los problemas. Cada empresa debe definir sus criterios de valoración en función de lo que pretenda resolver.

Una vez hemos decidido cuál es el problema hemos de pasar a la que sin ninguna duda es la fase más importante: “Definir el problema”.

Para definir el problema deberíamos conseguir que todos aquellos a quienes afecta, y todos aquellos que directa o indirectamente pueden participar en la resolución del problema tengan voz. Por ello deberíamos definir las redes que confluyen en el problema y sus nodos; en base a esta información se definirán las personas que participaran en las reuniones para definir y comprender el problema.

En estas reuniones deberíamos recoger solo las informaciones necesarias, es decir, aquellas que nos aportan un valor añadido para entender la situación. Esto es muy importante, hay que buscar el valor añadido, hay información que es inútil o que genera ruido de fondo que distorsiona el proyecto.

¿Qué nos deberíamos preguntar en estas reuniones?

1.   ¿Cuál es el problema-raíz?

Para ello es útil utilizar el método de los 5 por qué, que consiste en preguntarse de forma sucesiva por qué a cada respuesta. Casi nunca la primera respuesta es la correcta.

2.  ¿Dónde se produce el problema?

Es importante que aquellos que conozcan la situación den todos aquellos detalles que sean relevantes. Por ejemplo, en problemas en líneas de producción deberían participar los operarios directamente implicados; en problemas en atención al cliente participarían las tele-operadoras, etc.

3.  ¿Dónde no se produce el problema?

Esta es una pregunta que, a menudo, no se hace; y es una de las que permite obtener soluciones innovadoras.

Podría ocurrir que en departamentos similares o en otras empresas no se produjeran y habría que averiguar por qué.

4.  ¿Cuándo aparece el problema?

Hay problemas que aparecen en momentos determinados, p.ej., a final de mes, o en el turno de noche, o en ausencia de determinadas personas,…

Las respuestas nos ampliarán la visión de la situación.

5.  ¿Cómo ha evolucionado el problema?

Deberíamos comparar la situación en el pasado respecto de la actual. Para ello es útil utilizar la matriz 9V.

6.   ¿Cómo cuantificamos el problema?

Hemos de tener datos cuantitativos sobre el problema ya que en caso contrario nos basaremos en opiniones subjetivas, que pueden dar pie a un diagnóstico erróneo de la situación.

 

Con toda la información, de valor, recogida; deberemos realizar una labor de síntesis para visualizar el cuadro global que nos permita en etapas posteriores utilizar el ingenio y la creatividad para proponer diversas soluciones innovadoras de las que escogeremos la (o las) que creamos podemos llevar a la práctica con los recursos disponibles.

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